El Papa Francisco respondió recientemente a una carta de Cintia, una madre romana que perdió a su hijo de 21 años en un accidente automovilístico, en la última edición de la revista mensual "Plaza de San Pedro".
En su respuesta, el Papa expresó su solidaridad con Cintia y todos los padres que han experimentado la pérdida de un hijo, afirmando que "no hay palabras" para describir tal dolor. Citando a San Juan Pablo II, el Sumo Pontífice transmitió un mensaje de esperanza y fe, asegurando que incluso en la adversidad más dura, Dios puede traer un bien mayor. Este intercambio de correspondencia pone de relieve la empatía del Papa Francisco y su compromiso con las cuestiones de sufrimiento y pérdida.
En la última edición de la revista mensual "Plaza de San Pedro", el Papa Francisco respondió a una carta escrita por Cintia, una madre romana que sufrió la pérdida de su hijo de 21 años en un accidente de coche. En su respuesta, el Sumo Pontífice citó a San Juan Pablo II, afirmando que "No hay mal del que Dios no sepa sacar un bien mayor".
La correspondencia entre Cintia y el Papa Francisco aborda un tema de gran trascendencia y dolor, como es la pérdida de un hijo. En su misiva, el Papa expresa su solidaridad con Cintia y con todos los padres que han sufrido una pérdida similar, enfatizando la ausencia de palabras que puedan designar adecuadamente a quienes han experimentado tal sufrimiento.
El Papa Francisco, en su mensaje, también recuerda una enseñanza de San Juan Pablo II, subrayando la creencia de que, incluso en medio de la adversidad más dura, Dios puede generar un bien mayor. Este mensaje de esperanza y fe es un elemento central en la respuesta del Papa a Cintia, proporcionando consuelo y perspectiva en medio de la tragedia.
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