El Papa Francisco inauguró la Cumbre Mundial sobre los Derechos de los Niños, instando a la sociedad a rechazar la guerra, la violencia, la injusticia y la cultura del descarte.
Durante su discurso, el líder de la Iglesia Católica enfatizó la necesidad de escuchar a los niños, a menudo marginados, incluso en las ciudades más ricas. El Papa, que no evitó temas polémicos, también condenó el aborto, reafirmando su postura pro-vida. Su intervención, cargada de denuncias y exhortaciones, apunta a inspirar un cambio en la protección y valor. El Papa Francisco ha inaugurado la Cumbre Mundial sobre los Derechos de los Niños, un evento de gran relevancia que busca poner en primer plano el bienestar de los más pequeños. Durante su intervención, el Sumo Pontífice hizo un llamamiento a la sociedad para decir "no" a la guerra, la violencia, la injusticia y la cultura del descarte. El líder de la Iglesia Católica puso especial énfasis en la necesidad de escuchar a los niños, quienes a menudo son relegados a la periferia de la existencia. En sus palabras, Francisco recordó la marginalidad que sufren muchos menores, incluso en las ciudades más ricas del mundo. Asimismo, exhortó a la sociedad a no acostumbrarse al mal, en un claro mensaje de resistencia frente a las injusticias que sufren los más vulnerables. Además, el Papa Francisco no eludió temas polémicos y denunció el aborto, al que describió como un acto que "suprime la vida" y "corta la esperanza de la sociedad". En este sentido, reafirmó su postura pro-vida y enfatizó que nada vale más que la vida de un niño. En definitiva, la intervención del Papa en la Cumbre Mundial sobre los Derechos de los Niños ha sido un llamado a la reflexión sobre el trato que la sociedad da a los más pequeños. Su mensaje, cargado de denuncias y exhortaciones, busca inspirar un cambio en la forma en que se protegen y valoran las vidas de los niños en todo el mundo.
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