angel perez pueyo torreciudadEl reciente informe de la Cámara de Comercio de Huesca pone de manifiesto la importancia del Santuario de Torreciudad para la economía regional. El estudio calcula un impacto anual de 97,4 millones de euros, generado por los más de 180.000 visitantes que llegan cada año al santuario, con estancias medias superiores a los 4 días. Sin embargo, la estabilidad económica que ha brindado este lugar de peregrinación podría verse gravemente afectada por una disputa de poder encabezada por el obispo de Barbastro, Ángel Pérez Pueyo.

El obispo ha iniciado maniobras para hacerse con el control del santuario, tradicionalmente gestionado por el Opus Dei. Esta acción se interpreta como parte de una estrategia orquestada desde el Vaticano para recortar la influencia de la prelatura, en línea con las políticas del papa Francisco. Lo que para muchos podría parecer una patada a la prelatura en el trasero de Torreciudad, esconde un trasfondo político y eclesiástico que podría tener consecuencias desastrosas para el desarrollo económico local.

La patada de vuelta: un riesgo que corre el obispo Pérez Pueyo

La visión del obispo Pérez Pueyo, marcada por su afán de consolidar el poder territorial y su hostilidad hacia el Opus Dei, corre el riesgo de volverse en su contra. Los habitantes de la zona, que han visto cómo Torreciudad se ha convertido en un motor económico fundamental, podrían no recibir con buenos ojos los intentos de cambio en la gestión del santuario. La pérdida de ingresos derivados del turismo religioso afectaría a hoteles, restaurantes, comercios y numerosos empleos, lo que podría traducirse en una reacción adversa contra el propio obispo.

Es plausible que, al ver mermados sus ingresos, los vecinos del Somontano y Ribagorza den también una patada en el trasero al obispo. La actitud de Pérez Pueyo, que muchos perciben como inmadura y marcada por una visión limitada y pueblerina, podría generar una oposición creciente en la comunidad. La región ha experimentado un desarrollo significativo gracias al flujo constante de peregrinos, que no solo visitan el santuario, sino que también descubren otros puntos turísticos de Huesca, impulsando el crecimiento económico en diversas áreas.

Un impacto económico amenazado por la bisoñez del obispo

El informe destaca que los 58 millones de euros de impacto directo provienen en gran parte del gasto de los peregrinos, quienes se alojan en hoteles, consumen en restaurantes y realizan compras en la región. La complementariedad del turismo religioso y cultural ha fortalecido la economía local, y el Santuario de Torreciudad se ha convertido en un eje clave de la Ruta Mariana, junto con Lourdes y El Pilar. La pérdida de control del Opus Dei sobre este centro, más que un golpe a la prelatura, podría ser un duro revés para la comunidad local.

La postura del obispo, más enfocada en reducir la influencia del Opus Dei que en proteger los intereses de la región, parece carecer de una estrategia a largo plazo. La actitud inmadura y la falta de visión del obispo Pérez Pueyo pueden interpretarse como un error de cálculo que podría costarle caro. Los habitantes de la zona, dependientes del impacto económico del santuario, no dudarán en reaccionar si ven que sus ingresos disminuyen por la falta de pericia y el enfoque simplista del obispo.

Una estrategia que puede volverse en contra

Lo que comenzó como un intento de "patada" al Opus Dei por parte del Vaticano y el obispo de Barbastro, podría terminar en un golpe para la propia Iglesia local. Si el control de Torreciudad cambia de manos y con ello se pierde el atractivo para los peregrinos, las consecuencias económicas serán inmediatas y palpables para las comunidades del Somontano y Ribagorza. La insatisfacción local podría transformarse en una rebelión contra el propio obispo, quien, por su falta de visión y bisoñez, se arriesga a recibir la misma patada que ha querido asestar a la prelatura.

En definitiva, el obispo Pérez Pueyo podría descubrir, demasiado tarde, que al querer golpear al Opus Dei ha terminado golpeándose a sí mismo, enfrentándose a la ira de una comunidad que no está dispuesta a sacrificar su bienestar económico por una maniobra eclesiástica mal calculada.

Comentarios

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Paula Serrano
1 mes hace
Este obispo se ha montado su película y se cree que puede hacer lo que le dé la gana. ¿Y qué pasa con los fieles y los vecinos que dependen del santuario? ¿O es que solo cuenta su ego? La Iglesia está para servir, no para hacer jugadas de poder. Aquí el único que va a recibir una patada es él, cuando la gente se canse de sus tonterías. Y el Papa Francisco, que tanto habla de humildad, debería poner orden en su casa y no permitir estos desmadres. Pero claro, parece que algunos están más preocupados por su imagen que por seguir la doctrina. Qué pena.
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Rebeca Gordo
1 mes hace
¿Y este obispo Pérez Pueyo quién se cree que es? ¿Acaso el dueño de la Iglesia? Que yo sepa, la Iglesia es de todos los católicos y no de los que se creen con el poder de cambiar las cosas a su antojo. Además, ¿qué es eso de intentar quitarle el control del Santuario de Torreciudad al Opus Dei? ¡Es una locura! Este lugar es un motor económico para la región, y ellos lo han gestionado muy bien por años. Si este tío sigue metiendo las narices, va a terminar echándose a la gente encima. Aquí no importa si eres obispo, si te metes con el pan de la gente, te la juegas. ¡A ver si se le bajan los humos!
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Ester Jiménez
1 mes hace
El obispo Pérez Pueyo debería tener claro que la Iglesia no es un tablero de ajedrez donde mover las piezas a su antojo. Intentar desplazar al Opus Dei de Torreciudad es no solo una falta de respeto a una institución que ha gestionado con éxito el santuario, sino también un golpe bajo a la economía de la zona. ¿Acaso no le importa el bienestar de las personas que viven gracias a los ingresos generados por el santuario? Parece que su agenda personal y su deseo de poder están cegándolo. La Iglesia es servicio, no un ring de boxeo. ¡Menudo lío se está montando!
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Juan Camacho
1 mes hace
Vamos a ver, que este obispo se ponga a jugar a los tronos con el Santuario de Torreciudad me parece una chorrada. ¿Qué se ha creído? El Opus Dei lo ha gestionado de maravilla, y gracias a ello Huesca ha visto un boom económico. ¿Y ahora qué, por una pataleta quiere cargarse todo? Eso no es muy cristiano, ¿no? Cuidado, porque a la gente no le va a hacer gracia que por sus tonterías se queden sin trabajo. Lo dicho, cada uno en su sitio y a respetar lo que funciona. No somos nadie para cambiar la tradición a lo loco.
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Ernesto Benítez
1 mes hace
Fíjate en lo que pasa cuando los de arriba se creen con derecho a cambiarlo todo a su antojo. Este obispo Pérez Pueyo, ¿quién se cree que es para intentar quitar al Opus Dei de Torreciudad? ¿En qué se basa para poner en riesgo los millones que el santuario genera para la gente de Huesca? Parece que le importa un bledo el bienestar de su comunidad y solo quiere darle una patada en el trasero al Opus. Pero que se ande con ojo, que a lo mejor la patada se la lleva él cuando los vecinos vean que su bolsillo se vacía. Que recuerde que la Iglesia no es su cortijo personal y que no puede juguetear con la fe y la economía de la gente a su antojo.
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Gregorio Guerrero
1 mes hace
¿Y este obispo Pérez Pueyo qué se ha creído? ¿Acaso ahora la Iglesia es su cortijo? Me revienta que estos modernitos se crean con el derecho de meter las narices donde no les llaman. Que se dediquen a predicar el Evangelio y a cuidar de sus ovejas, que bastante tienen con eso. Y si Torreciudad es un motor económico para la zona gracias al Opus Dei, ¿por qué quitarles la gestión? ¿Para qué? ¿Para demostrar que manda él? ¡Vaya una forma de mandar! Luego que si la gente se aleja de la Iglesia... Con estos pastores, normal.
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Leandro Olivares
1 mes hace
Vaya, este obispo Pérez Pueyo se cree con poder para meter mano en el Santuario de Torreciudad, como si fuese su cortijo. ¿Acaso no ve todo el bien que ha hecho el Opus Dei gestionando el lugar? Ahora, por sus ansias de poder y su pique con la prelatura, va a meter en un lío a toda la gente de Huesca. Que se deje de historias y se dedique a ser obispo, que bastante tiene con eso. Los de la Iglesia deberían aprender a respetar la tradición y no ponerse a cambiar cosas a su antojo. Que recuerden que ellos no son más que servidores de Dios y de su pueblo.
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Juan Gálvez
1 mes hace
No entiendo cómo el obispo Pérez Pueyo se cree con derecho de meter las narices en Torreciudad. Siempre ha sido del Opus Dei y así debe seguir. ¿Desde cuándo la Iglesia se mete en política, buscando poder territorial? ¿Y qué pasa con la gente de Huesca que depende de ese santuario? Ellos no tienen culpa de las peleas de gallos de la Iglesia. Parece que al obispo se le ha subido el poder a la cabeza y se ha olvidado de que la Iglesia es para servir a la gente, no para jugar a ser rey. Ojalá se dé cuenta antes de que sea demasiado tarde y arruine a la gente de Huesca.
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Natalia Ramos
1 mes hace
Es que me saca de quicio, de verdad. ¿Qué se cree este obispo? ¿Es que no se da cuenta de que está jugando con fuego? Torreciudad no es su juguete, y la gente no va a quedarse de brazos cruzados mientras él destroza una fuente de ingresos tan importante para la región. El Opus Dei ha estado gestionando el santuario de maravilla, y ahora llega este y quiere cambiarlo todo. ¡Como si la Iglesia fuera su finca personal! Y todo por qué, ¿por hacerle la pelota al Papa? No me extraña que la gente esté que trina. Esto no puede acabar bien.
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Naiara Pacheco
1 mes hace
Vaya, este obispo Pérez Pueyo parece un poco perdido. Que si quiere controlar Torreciudad, que si quiere darle una patada al Opus Dei... ¿Y a la gente qué? Porque a final de cuentas, son los vecinos los que se benefician del turismo que trae el santuario. Si este señor sigue con sus tonterías, va a acabar espantando a los peregrinos y arruinando la economía de la zona. Que se deje de luchas de poder y se ponga a cuidar a su rebaño, que para eso es obispo. Hay que tener más respeto por las tradiciones y las personas que han hecho grande a la Iglesia, ¿no?
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