El Cardenal José Cobo, Arzobispo de Madrid, presidió una misa en la Real Basílica de San Francisco el Grande en honor a Santo Tomás de Aquino, con la presencia de profesores y estudiantes universitarios.
Durante la ceremonia, que tuvo lugar recientemente, Cobo enfatizó la importancia de las acciones y no solo las palabras para hablar de Dios. El evento comenzó en la Universidad Eclesiástica San Dámaso con una ponencia del Cardenal José Tolentino de Mendonça y la entrega de medallas de plata a la promoción 1999-2000. En su homilía, C.
El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidió una misa en la Real Basílica de San Francisco el Grande con motivo de la festividad de santo Tomás de Aquino. Durante la ceremonia, el cardenal subrayó la importancia de las acciones, además de las palabras, para hablar de Dios. La celebración congregó a profesores y alumnos de la universidad y fue concelebrada por el cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, entre otros.
Los actos comenzaron en la Universidad Eclesiástica San Dámaso con una ponencia del cardenal José Tolentino de Mendonça y la entrega de las medallas de plata de la Universidad a la promoción 1999-2000 con ocasión de los 25 años de su graduación.
En su homilía, el arzobispo de Madrid se centró en la «preocupación existencial» de Santo Tomás de Aquino por «la verdad de la vida», una verdad que, según Cobo, proviene de Dios y consiste en caminar por ella ajustándose a la ley de Dios. El cardenal resaltó la importancia del silencio y la contemplación en la vida de santo Tomás para responder a las preguntas fundamentales de la existencia.
El cardenal Cobo también hizo hincapié en el valor del diálogo con los maestros antiguos y con Dios mismo, a través de la oración. Según el arzobispo, esta interacción permitió a Santo Tomás comprender que la fe y la razón son caminos complementarios para alcanzar el conocimiento y la plenitud del ser humano.
En su mensaje, el arzobispo de Madrid instó a los presentes a convertirse, al igual que Santo Tomás, en «transmisores del Verbo de la verdad» y en acompañantes vitales en la búsqueda del sentido de la vida. Cobo concluyó su homilía con un llamado a que el estudio no sea un ejercicio de erudición, sino el mejor modo de aprender a «contar santamente a Dios» con la propia vida.
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