El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, presidió la Vigilia Pascual en la Catedral de Valencia, una ceremonia que tuvo lugar en la noche del Sábado Santo.
El evento comenzó en la emblemática Puerta de los Hierros con la bendición del "nuevo fuego", un rito que marca el inicio de una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico cristiano. Dentro de la catedral, el lucernario iluminó el recinto con la luz del cirio pascual, simbolizando la resurrección de Cristo. La ceremonia continuó con la liturgia de la Palabra, donde se proclamaron lecturas bíblicas que narran la historia de la salvación. Los fieles participaron activamente, renovando sus promesas bautismales y reafirmando su fe. La celebración concluyó con la Eucaristía, conmemorando la victoria de Cristo sobre la muerte.
El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, presidió la Vigilia Pascual en la Catedral de Valencia, un evento que comenzó con la bendición del “nuevo fuego” en la emblemática Puerta de los Hierros. Este rito inicial marcó el comienzo de una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico cristiano. El acto continuó con el lucernario en el interior de la Seo, donde la luz del cirio pascual iluminó el recinto, simbolizando la resurrección de Cristo.
Tras el lucernario, se llevó a cabo la liturgia de la Palabra, un momento central de la celebración en el que se proclamaron diversas lecturas bíblicas. Estas lecturas narran la historia de la salvación, desde la creación hasta la resurrección de Jesús, subrayando el significado espiritual de la Pascua. Los fieles participaron activamente en este momento, escuchando atentamente los pasajes escogidos para la ocasión.
Posteriormente, tuvo lugar la renovación de las promesas bautismales, un acto en el que los asistentes reafirmaron su fe y compromiso con los principios del cristianismo. Esta renovación es un elemento clave de la Vigilia Pascual, permitiendo a los creyentes renovar su vínculo con la comunidad eclesial. La ceremonia concluyó con la celebración de la Eucaristía, en la que se conmemoró la victoria de Cristo sobre la muerte.
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