La vida religiosa en las periferias es solo ayuda material, no solución a problemas estructurales. La fe sin acción social real puede ser solo una fachada que no transforma de verdad.
Es alentador ver cómo la caridad de la Iglesia se traduce en acciones concretas; sin embargo, no debemos olvidar que la verdadera ayuda comienza con la conversión del corazón y la transmisión de la fe, no solo con recursos materiales.