El Jubileo de los Empresarios en Roma ha congregado a líderes empresariales de todo el mundo en un evento centrado en la espiritualidad y el compromiso social.
Begoña Sánchez Ramos, empresaria y miembro de la Asociación Social Empresarial, destacó la importancia de la unidad y visibilidad de los empresarios cristianos en la Iglesia, subrayando su vocación de buscar el bien común. Durante el jubileo, los participantes asistieron a una Misa en Santa María in Traspontina, encuentros con la Comunidad de Sant’Egidio y charlas sobre el empresario argentino Enrique Shaw. El evento, que coincidió con el fallecimiento del Papa Francisco, concluyó con el paso por la puerta santa de la basílica de San Pedro, simbolizando el compromiso con la conversión y el servicio.
El reciente Jubileo de los Empresarios en Roma ha reunido a líderes empresariales de todo el mundo en un evento marcado por la espiritualidad y el compromiso social. En un contexto de precónclave en el Vaticano, Begoña Sánchez Ramos, empresaria y miembro de la Asociación Social Empresarial (ASE), destacó la importancia de la unidad y visibilidad de los empresarios cristianos en la Iglesia. "Nosotros no estamos aquí porque queramos ser ricos, sino porque queremos ser santos, con la gracia de Dios", afirmó.
Sánchez Ramos, quien ha fundado empresas en España, Colombia y Chile, subrayó la misión de los empresarios como una vocación que busca el bien común. "Buscar el bien común no es algo necesariamente asistencialista, sino hacer bien nuestro trabajo sabiendo que el objetivo es generar estabilidad económica y bienestar social", explicó. Además, resaltó la necesidad de oración y acompañamiento para tomar decisiones justas y perdurables en el ámbito empresarial.
Durante el jubileo, los empresarios participaron en diversas actividades, incluyendo una Misa conjunta en Santa María in Traspontina y un encuentro con la Comunidad de Sant’Egidio. También visitaron la Biblioteca Apostólica Vaticana y asistieron a charlas sobre la figura del empresario argentino Enrique Shaw y su proceso de beatificación. La jornada concluyó con el paso por la puerta santa de la basílica de San Pedro, simbolizando el compromiso con la conversión y el servicio.
El evento, que coincidió con el fallecimiento del Papa Francisco, fue una oportunidad para que los empresarios compartieran experiencias de fraternidad y comunión en su misión de construir Iglesia a través de su vocación. "Nos parece importantísimo que dentro de la Iglesia se celebre con júbilo la presencia de los empresarios en la vida pública", señaló Sánchez Ramos, quien también destacó la promesa de una religiosa de rezar diariamente por ellos.
El encuentro contó con la participación de destacadas figuras como la hermana Helen Alford, presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, y monseñor Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey. Las actividades culminaron con momentos de oración ante la Piedad, la tumba de san Juan Pablo II y la cripta de san Pedro, reafirmando el compromiso de los empresarios con su fe y misión en la sociedad.
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